Esta es la historia breve de Mouchette, muchacha de familia pobre, extraño comportamiento y solitaria. Su singularidad le hace avistar lo que otros no ven. Su vida transcurre entre días en la escuela con la burla de sus compañeros, el rechazo a la maestra y la música. Por la tarde, como no queriendo regresar a su casa, la tormenta. Su fragilidad no da para darle a entender que el huracán será el motivo de su desgracia. En la oscuridad de la tormenta se encuentra con un hombre que abusa de ella.
Y por si no fuera suficiente el ambiente recreado por Bernanos y el crimen –donde parece que hubo consentimiento-, al volver a casa, la protagonista se encuentra con una madre moribunda, a quien no da tiempo de revelarle el sufrimiento y la humillación causada por un hombre borracho.
Viene entonces el entendimiento, el despertar de Mouchette. Fue tan breve el tiempo que bastó para que comprendiera. Una extraña mujer que aparece como desde de las sombras le muestra en breve discurso un espejo donde Mouchette se ve con nitidez y comprende que no hay salida.
Varias fueran las reflexiones que tuve mientras leía la novela. Bernanos da unos destellos agudos del comportamiento humano y la indiferencia al dolor. En este caso, el de los pobres, su pesada carga, y de las situaciones en las que se ven envueltos. La pobreza podría considerarse una manera de exculpación a sus yerros.
Es tan corta la novela, pero tan largas las inquietudes que produce. Si en el "Diario de un cura rural" hay una salida, donde hay una clara división entre el comportamiento de los malos y los buenos que son tentados; en esta en comento no veo ninguna escapatoria. Son traspiés tras traspiés. Pena tras pena, que no da tiempo para el respiro. Es la locura, un mundo sin redención.
