En este
libro, el periodista John Reed narra
algunos sucesos de primera mano en el norte mexicano, sobre el líder
revolucionario Francisco Villa. El autor entrevistó no sólo a los líderes de
ese gran movimiento social en México—Villa o Carranza—, sino que en solidaridad con los inconformes,
las páginas de su libro están llenas de opiniones de hombres y mujeres—los
pobres—que decidieron que el camino violento era la única vía posible para
el cambio. Mujeres, niños, y ancianos
darán cuenta de los incidentes y serán retratados con maestría por la pluma del
periodista.
El lector interesado en tener una visión humana
de la revolución, encontrará en este libro, una excelente narrativa y un
acercamiento a la versión de los desposeídos en sus resoluciones de lucha y
compromiso social por una sociedad más justa.
Interesante
es la descripción de John Reed sobre
Venustiano Carranza, como un hombre frío, rodeado de libros, ofuscado con la
historia de México, y teniendo a Juárez como modelo. En ese contexto de
violencia, su parquedad de palabras era necesaria. Pero el retrato adquiere
tonos parciales, cuando la descripción lo torna en un hombre furtivo,
disminuido de franqueza, maquiavélico en sus acciones como para pasar
inadvertido y dar el golpe demoledor.
Aunque la revolución mexicana fue variopinta
en cuanto a los objetivos de las diversas facciones y zonas que la
protagonizaron, en “México insurgente” será categórica la explicación implícita
de las causas de la revolución: la
pobreza y desigualdad económica que cubría la nación durante esos años.
También, algunas de las demandas de los desposeídos—por poner un ejemplo,
un acceso igualitario a una vida digna—serán convincentes sin importar el particular
objetivo en cuanto al reclamo sobre el tipo de propiedad de tierra, que caracterizó a
la revolución en el norte mexicano.
El periodista, en su búsqueda de información y
comprensión del conflicto social, fue
internándose en zonas del norte mexicano donde el peligro y clímax de algunas
batallas estaba en su punto culminante. Ahí, en esa mole de polvo, rencores
humanos, intereses a río revuelto, discrepancias sociales, incomprensiones y
ambigüedades sobre los fines de la revolución, las tierras áridas del norte
mexicano hablarán y nos darán cuenta de una nación fragmentada y plural,
rebelde, lista para defender derechos y luchar
contra los pudientes. Pedazo de tierra, para entonces y aún, huraña de
derechos igualitarios y acceso a una vida digna para todos sus habitantes.
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